VISIÓN Y MISIÓN
La Escuela San Germán Interamericana (ESGI), adscrita al Recinto de San Germán de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, sirve a su población escolar desde Maternal hasta el duodécimo grados, sin distinción de razas, sexo, país de origen, credo religioso o político. Nuestra Escuela promueve un programa de excelencia enmarcado en valores ético-cristianos y estándares de calidad que permite a los estudiantes un desarrollo integral propio para la vida, a la vez que los prepara para continuar estudios universitarios con éxito.
Como parte del Recinto, contamos con sus instalaciones y recursos humanos para el enriquecimiento curricular; nuestro programa de estudios incluye cursos universitarios en undécimo y duodécimo grados. Aspira así nuestra Escuela, mediante un currículo pertinente e innovador, a la formación de un ser humano capaz de realizarse como individuo e integrarse efectivamente a los cambios del siglo XXI. Creemos en la educación para la vida, en la formación de personas responsables y productivas, preparadas para el mundo profesional, comprometidas con el servicio comunitario y el mejoramiento de la sociedad, capaces de valorar sus raíces a la vez que se solidarizan con el mundo exterior.
Como parte integrante de la Universidad Interamericana, la Escuela tiene un fundamento cristiano de orientación ecuménica, abierta a la pluralidad de credos. La educación en valores morales, éticos y cristianos es parte integral de nuestro programa de estudios, no en forma doctrinaria, sino como medio de comprender mejor nuestra cultura de vida y fortalecer los valores humanos que permiten la sana convivencia. La ESGI considera que la dignidad del ser humano es inviolable, por lo que la educación tiene que desarrollarse en un marco de respeto a cada estudiante y a sus diferencias individuales. Nuestra filosofía educativa se fundamenta en la creencia de que todos nuestros estudiantes, identificados sus talentos, intereses y necesidades, pueden lograr el máximo de sus aspiraciones y posibilidades.
El estudiante es nuestra razón de ser como educadores; el maestro, así como cada miembro de nuestra comunidad escolar que toca sus vidas, debe ser agente de cambio positivo para él. De ahí que preferimos la teoría de aprendizaje cognoscitivohumanista para adelantar nuestra Misión. A través de este fundamento educativo utilizado como marco en la interacción social que se da en la sala de clase, podemos guiar a nuestros estudiantes a alcanzar los más altos niveles del pensamiento lógico y crítico, a la vez que facilitamos el desarrollo de su dimensión afectiva, moral, ética y estética. Reconocemos que el estudiante del siglo XXI es un niño o joven expuesto a extraordinarios adelantos científicos, a la nueva tecnología y a los medios audiovisuales más novedosos. Son jóvenes para quienes lo artístico, lo musical, lo creativo, lo intuitivo y lo emotivo son los mejores medios de aprendizaje.
Los más recientes estudios de cómo funciona el cerebro cuando aprende y de cómo aprenden las nuevas generaciones nos reafirma la convicción de que el maestro debe ser un buen conocedor de sus alumnos para que se convierta en el mediador o facilitador entre estudiante-aprendizaje. Este estudiante es un ser activo que tiene un rol muy importante en el manejo de su aprendizaje y en la autoevaluación del mismo. De ahí que la experiencia en la sala de clase deberá partir de un contexto vivencial, pertinente, para que cada lección diaria se convierta en una acción dinámica, interesante y retadora. A estas experiencias académicas, se incorporan las actividades cocurriculares pertinentes e innovadoras que contribuyen a fortalecer el conocimiento y los valores ético-sociales. En este contexto, el maestro será un profesional con una preparación sólida en su materia o nivel de enseñanza.
Es además, pero también un ser humano dinámico, creativo, abierto al diálogo franco y sincero, flexible, paciente, conocedor de los nuevos métodos y técnicas que integran la tecnología; deseoso de abrir caminos de comprensión y solidaridad con sus estudiantes. El “assessment” de diagnóstico, formativo y sumativo nos permitirá ir evaluando los logros alcanzados. La ESGI reconoce, como comunidad de aprendizaje, la importancia medular que tienen los padres o encargados de nuestros estudiantes en su formación académica. Sin su apoyo, la labor nuestra sería muy difícil de desarrollar. De ahí que los padres, tanto a través de la Asociación de Padres como en su carácter individual, se consideran parte integral e indispensable de este centro educativo; son escuchados y tomados en consideración en los procesos escolares, los contenidos curriculares y el desarrollo de actividades. Somos socios en la misma empresa: la que busca formar un ser humano capaz de enfrentarse a la vida con la mejor preparación académica posible y con los valores ciudadanos que le permitan ayudar a progresar en todas las dimensiones. A tono con estas creencias, la Escuela tiene la siguiente Misión: Propiciar el desarrollo integral y óptimo de los estudiantes a través de un programa educativo de excelencia, con un enfoque constructivista y humanista, enmarcado en valores éticos y cristianos, respaldado por los recursos universitarios.
La Misión es ampliamente divulgada por la Escuela a través de despliegues en tablones de edictos, opúsculos, nuestra página en el Web, los salones y oficinas. Debe reflejarse en los prontuarios de cada curso y materia; y se evalúa su efectividad en visitas a la sala de clase, encuestas a padres y estudiantes, el análisis del assessment y otros medios. ¿Cuáles son nuestras aspiraciones en torno al logro de nuestra Misión? Desarrollar una comunidad de aprendizaje de calidad, mediante el uso de un currículo pertinente e innovador, que propicie la formación de un individuo capaz de integrarse efectivamente a los cambios del siglo XXI. Tanto la filosofía de la Escuela, como su Visión y Misión son el producto de la reflexión compartida entre la comunidad escolar, los padres y el Recinto Universitario luego del análisis de las necesidades del estudiantado, las exigencias del mundo moderno y el deseo de hacer la diferencia en las ofertas educativas del Área Oeste como escuela de excelencia.